Una casa para respirar en Santa Brígida
En el corazón de uno de los pueblos más verdes y con más encanto de Gran Canaria, emerge esta vivienda única que parece abrazar la luz y el espacio a cada instante. Rodeada de un jardín privado que perfuma el aire con cítricos y flores de temporada, la casa invita a vivir con calma, a detenerse, a escuchar el silencio.
Desde el primer paso, sorprende su distribución inteligente: un ala abierta, vibrante y luminosa para compartir la vida —con salones de techos altos, ventanales que enmarcan el cielo y una chimenea que se convierte en el centro de las reuniones—, y otro ala más íntima, donde la madera, la serenidad y la calidez hacen del descanso un verdadero refugio.
La vida aquí fluye entre el interior y el exterior: desayunos que se alargan bajo la pérgola, tardes de juegos infantiles en el jardín, noches de verano mirando las estrellas desde el solárium. Todo a solo unos minutos de la ciudad, pero con la sensación de estar en un mundo aparte, donde el tiempo se estira y la rutina se vuelve ligera.
Esta no es solo una casa: es un espacio para reconectar con lo esencial, para crear memorias, para respirar de nuevo.
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